Consigue protecciones del 72%
Una vacuna experimental contra la úlcera
La enfermedad está causada por una bacteria que se trata actualmente con combinaciones de antibióticos.
Autor: Emilio de Benito El País, Madrid
El descubrimiento de que la úlcera de estómago y muchas gastritis las causaba una bacteriaHelicobacter pylori, no solo les consiguió un Nobel (y una infección) a sus autores, Barry J. Marshall y J. Robin Warren. También cambió por completo la forma de tratar la enfermedad: de la cirugía y los calmantes a las combinaciones de antibióticos. Tratándose de una infección, el siguiente paso es encontrar una vacuna. Y en ello está el equipo chino que ha publicado sus resultados en The Lancet, con una prometedora eficacia, de momento, del 72%.
El ensayo es un ejercicio clásico de comparación entre personas vacunadas y no vacunadas (el grupo control) en el que nadie sabe quién está tomando el fármaco y quien no, con lo que se evita o iguala el efecto placebo. A esta forma de ensayar se la denomina doble ciego porque nadie, ni los voluntarios ni los sanitarios que les atienden saben qué está tomando cada uno.
Para el trabajo se seleccionaron a 4.464 chicos de 6 a 15 años de la provincia de Jiangsu, de los que 4.403 seguían bajo control tres años después. Se les escogió jóvenes para asegurar que no habían estado en contacto con la bacteria. Con ellos se formaron dos grupos, uno que recibió la vacuna y otro que tomó (la vacuna es oral) el placebo.
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El resultado es que, en total, se registraron 64 casos de infección por helicobacter. De ellos, 50 fueron en el grupo que no tomó el fármaco, y los 14 restantes en el de los que sí se vacunaron realmente. Tomando las cifras en bruto, esto supone una reducción de los casos (la tasa de protección) del 72%. Cuando se ajustan los datos y se introduce la variable del tiempo que estuvieron todos en el ensayo, la eficacia baja un poco, hasta el 71,8%.
Menos del 1% de los participantes de los dos grupos (12 en total, de los que cinco habían recibido la vacuna) tuvieron que abandonar por problemas de salud, pero los autores descartan que se tratara de efectos adversos relacionados con la inmunización.
Los propios autores del ensayo admiten que el tiempo que ha pasado (tres años) no es suficiente, y que hay que esperar para confirmar o descartar que el efecto protector del medicamento se mantiene, pero indican que hay un avance para conseguir proteger a la población de esta enfermedad. Los beneficiarios son potencialmente cientos de millones: se calcula que entre el 5% y el 15% de la población tiene complicaciones por una úlcera gástrica al menos una vez en su vida.
El ensayo es un ejercicio clásico de comparación entre personas vacunadas y no vacunadas (el grupo control) en el que nadie sabe quién está tomando el fármaco y quien no, con lo que se evita o iguala el efecto placebo. A esta forma de ensayar se la denomina doble ciego porque nadie, ni los voluntarios ni los sanitarios que les atienden saben qué está tomando cada uno.
Para el trabajo se seleccionaron a 4.464 chicos de 6 a 15 años de la provincia de Jiangsu, de los que 4.403 seguían bajo control tres años después. Se les escogió jóvenes para asegurar que no habían estado en contacto con la bacteria. Con ellos se formaron dos grupos, uno que recibió la vacuna y otro que tomó (la vacuna es oral) el placebo.
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Menos del 1% de los participantes de los dos grupos (12 en total, de los que cinco habían recibido la vacuna) tuvieron que abandonar por problemas de salud, pero los autores descartan que se tratara de efectos adversos relacionados con la inmunización.
Los propios autores del ensayo admiten que el tiempo que ha pasado (tres años) no es suficiente, y que hay que esperar para confirmar o descartar que el efecto protector del medicamento se mantiene, pero indican que hay un avance para conseguir proteger a la población de esta enfermedad. Los beneficiarios son potencialmente cientos de millones: se calcula que entre el 5% y el 15% de la población tiene complicaciones por una úlcera gástrica al menos una vez en su vida.
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